Sombras Tenebrosas...

Mi nombre es Oliver Queen. Durante cinco años estuve perdido en una isla con un solo objetivo: sobrevivir. Ahora cumpliré el último deseo de mi familia: usare la lista de nombres que mi tío me dejo para descubrir la verdad y acabar con aquellos que están dañando el planeta, envenenando mi ciudad. Pero para hacerlo tengo que convertirme en otro hombre, transformarme en otra cosa.

No hacia mucho que había regresado, unas cuantas semanas. Mi regreso no había sido tan sencillo como lo había imaginado. En parte, estaba muy feliz de haber regresado y reencontrarme con todo lo que había dejado atrás y sobretodo lo que me lleno de dicha fue volver a ver a mi hermana pequeña, Thea.

Sin embargo, esta tranquilidad me resultaba extraña y tediosa. No sentía como podría encajar en este lugar, ni como vivir lejos de la isla, ahora que no estaba en ella la echaba de menos.

Por suerte, Thea siempre  estaba ahí para ayudar a adaptarme. Me había pedido que me lo tomará con calma y me ayudaba a evitar a los periodistas. Ellos aún no habían logrado encontrarme, lo cuál no hacia que dejaran de intentarlo pues la noticia de "el regreso de Oliver Queen" se había extendido por todos los medios de comunicación del país, pero especialmente por los medios de Chicago.

Esa era la razón por la que Thea me había sugerido cambiar de aires y viajar a otro lugar sin tener que preocuparme de que los paparrazzi de Chicago pudieran encontrarme y percatarse de mi aspecto actual.

Escogí la ciudad de Los Ángeles como mi destino, no porque adorara  el estilo gótico, la rutina y el ajetreo de la ciudad, soy de otro tipo de emociones, si no porque quería comprobar si esa ciudad se encontraba en tan mala situación como se encontraba Chicago.

En cada una de mis salidas había encontrado delincuencia, mafiosos y asuntos sucios por toda la ciudad algo que trataba de combatir  con fiereza. Sabía que eso estaba relacionado de alguna manera con lo que me había contado mi tio y  la lista, quería averiguar más cosas sobre eso y ver su alcance fuera de mi territorio.

Llegue a Los Ángeles al atardecer tras un viaje por carretera  de varios días en que me detuve en varias localizaciones. Me gustaba la sensación de conducir. La velocidad del coche mientras sentía la suave brisa golpeando mi cara y la música de ACDC o algún otro grupo de rock sonando a buen volumen.

Al llegar, me dirigí directamente hacia mi hotel, un hotel muy caro y lujoso que Thea me había reservado. La verdad, no me habría supuesto ningún problema alojarme en un motel pues había dormido en sitios peores los cinco años que  pase en Lian Yu.

Al llegar pague con la tarjeta de crédito que me había dado Thea y subí a mi hotel. Al llegar deposite mi bolsa de viaje en el suelo y saque mi móvil nuevo para avisar a mi hermana de que había  llegado bien y ya estaba en el hotel. Le dije que descansaría del  viaje y que mañana saldría a explorar la ciudad en la que una vez había vivido, en mi época de estudiante.
Al terminar de hablar, apague el teléfono  y lo deje en la mesita del hotel. Me dirigí a mi bolsa de viaje para abrirla y sacar mi traje de Arrow. El traje consistía del equipo que había logrado reunir en estas semanas: un traje de color verde oscuro, con la capucha que le había pertenecido a Shadoo. Un antifaz verde para proteger mi identidad. También mi arco y mis flechas.
Entre otros artilugios necesarios como el deslizador para moverme entre los cables y un gancho de escalada de color verde.

Al estar preparado para partir me acerque a la ventana y salí por ella para trepar por el edificio de mi hotel hasta llegar al tejado donde dispare una flecha cuerda al edificio de enfrente y me deslice por ella.

Así empecé mi patrulla esa noche, una que se mostró muy poco tranquila pues durante esa sola noche tuve que detener varios atracos, unas cuantas palizas y hasta un intento de violación. Sin duda, Los Ángeles se había vuelto una ciudad de gran criminalidad. Cuando ya amaneció y regresaría a mi hotel a dormir escuche las sirenas de policía por lo que me acerco desde los tejados a inspeccionar lo que sucede. Desde una distancia prudente les escucho hablar y detecto la palabra: "asesino" lo cuál llama mi atención.

Entro al lugar del que hablaban por una claraboya y me muevo entre la penumbra del lugar en completo silencio. Finalmente me subo a una de las vigas gruesas de la esquina de aquel almacén y me quedo observando atentamente la escena. Gracias a las sombras que me rodean, al color oscuro de mi traje y a la posición en que me encontraba era muy difícil que me detectaran. Además el cadaver colgado  del  techo en el centro de la sala llamaba todas las miradas, incluida la mía.

Así es como pude ver como los policías entraban en el almacén y comenzaban a inspeccionar a escena del crimen, de la cuál yo tenia una buena vista gracias a la posición en la que me encontraba.

Al parecer por los comentarios de los policías la víctima era conocida como "Kid, el asesino". En principió la muerte de un asesino no era nada que lamentar ni ninguna gran perdida para el mundo.Posiblemente su muerte salvará muchas otras vidas.  Sin embargo, la visión del cadaver era escabrosa, un cuerpo colgado del techo al que le habían arrebatado su columna vertebral. La presencia de la muerte me había rodeado constantemente y había vistos numerosos cadáveres en estos cinco años, algunos perdieron la vida por mi mano, pero lo que tenia ante los solos solo podía ser obra de un demente. Debía detener a este asesino, antes de que se cobrara más víctimas y utilizara sus métodos con una víctima inocente.

Sonreí ante la aparición de mi familiar, el ratón portaba en su boca el ojo arrancando de una monja ¿viva? ¿muerta? bueno, a todas esas personas piadosas les gusta un poco de autoflagelación. Por suerte cuando toqué el ojo estaba frío y cuando olí un poco.- ¡Asco! bien... de una muerta.- Coloqué las seis velas hechas de grasa de cuervo en el hexagrama, tras eso no tardé, quemando el incienso de azufre y sándalo para pinchar en el centro del sello mágico el ojo, pues había una aguja oxidada que usaba de canalizador.

- ¿Sabes qué eres mi único amigo Mrs Brown Jenkins?- Sonreí a mi querido familiar hasta que sin sentir ninguna clase de tristeza o remordimientos maté a mi ratón atravesándole el cuerpo con la daga ritual. Los líquidos de este se empezaron a resbalar por su pequeña boca hasta mojar el ojo de a monja, dejando a un lado el retorcido, ensangrentado y destrozado cuerpo de mi único amigo y guía.

- ¡VENITE AD ME, SPIRITUS ET DIABOLOS! Llamo a los condenados, todos aquellos que robando fueron asesinados. Os pido en nombre de la Lavera, diosa y reina de los ladrones que me libréis de la carga de mi ego. Convertirme en nadie, pues mientras esté protegido por vuestras desdichas, esta, será mi dicha.- Estiré mis manos para canalizar mi poder hasta que el ojo empezó a sangrar, cambiando su pupila de color hasta el punto de que se volvió roja. el ojo giró sobre la aguja oxidada y me miró.- Genial.- No tardé ni un segundo para encajar el ojo en un talismán de metal e cual tenía forma de ojo, encajando perfectamente.

Sin embargo... ¿por qué he hecho esto? sencillo, un sueño, un misterio y algo que mi instinto me dice que debo seguir. Tras usar las cartas del tarot me llevaron los mapas de Thanatos a un lugar. Obviamente no podría verme, o... mejor dicho, me ignoraban ¿para qué ser invisible si puedes ser ignorado? todos menos mi eterno acompañante.- ¡Hey! Hola Mrs Brown, no me mires así, eres el Jesucristo de los ratones, has vuelto de entre los muertos y te has sacrificado por quien amas ¿qué? si para ti que te apuñale es como para una mujer hacerse las ingles.- Suspiré y sin dudarlo pasé a la escena del crimen mirando de reojo a un hombre extraño vestido como en un... orgullo gay y de verde, a una mujer con una expresión desagradable, tanto que parecía la típica ama de casa mal servida y un detective. Ah, y el muerto, sea raro o no... me sentía algo incómodo, pero no pude hablar o se estropearía el conjuro.

Nota importante: Llevo un amuleto que me hace "invisible" o más bien, hace que hasta que yo haga un ruido o choque contra vosotros, no me veis, soy tan importante como una mota de polvo. De momento. Lo que si, podéis notar una sensación de que alguien os mira y escalofríos.