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Regreso de entre los muertos (Thea Queen)
2 participantes
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Regreso de entre los muertos (Thea Queen)
Chicago, 8:00 PM
La isla en la que me encontraron se llama Lian Yu que en Chino mandarín significa pulgatorio. Llevaba cinco años allí, abandonado a mi suerte. Desde el naufragio cada fría y negra noche soñaba con mi rescate. Durante cinco años solo tuve un pensamiento, un objetivo: sobrevivir.
Sobrevivir y algún día volver a casa. La isla albergaba miles de peligros para sobrevivir tuve que convertirme en algo más de lo que era. Tuve que transformar mi cuerpo en un arma. Vuelvo siendo no el muchacho que naufrago, si no el hombre que hará justicia con aquellos que han envenenado mi ciudad, mi planeta. Mi nombre es Oliver Queen.
El avión traqueteaba apaciblemente en el aire mientras surcaba los cielos. El tiempo para ese día era estable, aparte de una que otra nube solitaria todo estaba tranquilo. El sol ya se estaba poniendo dando un hermoso espectáculo. Sin embargo, yo no observaba el atardecer.
Miraba directamente pero sin fijarme en ningún detalle en realidad, demasiado abstraído con mis propios pensamientos. No era para menos. Por fin volvía a mi casa, a mi hogar. Después de esos largos cinco años sin ver a la única que me quedaba de mi familia: Thea Queen. También había echado de menos a mis amigos Tommy y Laurel. Pero pensar en ella, me hacia acordarme de su hermana, de que no estaba con nosotros. Y eso me hacia pensar en todas las personas que había perdido y visto morir en estos cinco años: Yao Fei, Shadoo, Sarah...
Con una leve sacudida de cabeza aparto esos negros pensamientos justo antes de que un miembro del cuerpo de seguridad del avión se pare ante mi con una postura recta:
-Señor Queen, hemos llegado a Chicago -me anunció con voz profesional.
-Gracias... ¿James? -trato de adivinar mientras estiro las palabras para que el me corrija.
-Es Jaime, señor.
Yo asisto con la cabeza mientras me incorporo y comienzo a andar hacia la salida. Mi postura es recta y refleja confianza en mí mismo. Al salir del avión me deslumbran la luz de los fuertes fluorescentes. No había tenido mucho contacto con la luz artificial en los últimos cinco años salvo excepción de velas o pequeñas lámparas.
Cuando mis ojos se habitúan al exceso de luz, me percato de que estaba en un gran hangar, sin duda destinado a aviones o transporte privado. Lo que me llama la atención es que no había ningún periodista interesado en ganar cuanto más dinero mejor. Ni siquiera ningún otro personal del servicio salvo una sola persona.
Una chica cuya melena castaña y ojos azules me resultan muy familiares a pesar del tiempo transcurrido. Mi hermana Thea. Algo nervioso e indeciso, pero procurando que mi postura ni mis gestos corporales mostraran ninguna de estas dos cosas, avanzó hacia ella.
La isla en la que me encontraron se llama Lian Yu que en Chino mandarín significa pulgatorio. Llevaba cinco años allí, abandonado a mi suerte. Desde el naufragio cada fría y negra noche soñaba con mi rescate. Durante cinco años solo tuve un pensamiento, un objetivo: sobrevivir.
Sobrevivir y algún día volver a casa. La isla albergaba miles de peligros para sobrevivir tuve que convertirme en algo más de lo que era. Tuve que transformar mi cuerpo en un arma. Vuelvo siendo no el muchacho que naufrago, si no el hombre que hará justicia con aquellos que han envenenado mi ciudad, mi planeta. Mi nombre es Oliver Queen.
El avión traqueteaba apaciblemente en el aire mientras surcaba los cielos. El tiempo para ese día era estable, aparte de una que otra nube solitaria todo estaba tranquilo. El sol ya se estaba poniendo dando un hermoso espectáculo. Sin embargo, yo no observaba el atardecer.
Miraba directamente pero sin fijarme en ningún detalle en realidad, demasiado abstraído con mis propios pensamientos. No era para menos. Por fin volvía a mi casa, a mi hogar. Después de esos largos cinco años sin ver a la única que me quedaba de mi familia: Thea Queen. También había echado de menos a mis amigos Tommy y Laurel. Pero pensar en ella, me hacia acordarme de su hermana, de que no estaba con nosotros. Y eso me hacia pensar en todas las personas que había perdido y visto morir en estos cinco años: Yao Fei, Shadoo, Sarah...
Con una leve sacudida de cabeza aparto esos negros pensamientos justo antes de que un miembro del cuerpo de seguridad del avión se pare ante mi con una postura recta:
-Señor Queen, hemos llegado a Chicago -me anunció con voz profesional.
-Gracias... ¿James? -trato de adivinar mientras estiro las palabras para que el me corrija.
-Es Jaime, señor.
Yo asisto con la cabeza mientras me incorporo y comienzo a andar hacia la salida. Mi postura es recta y refleja confianza en mí mismo. Al salir del avión me deslumbran la luz de los fuertes fluorescentes. No había tenido mucho contacto con la luz artificial en los últimos cinco años salvo excepción de velas o pequeñas lámparas.
Cuando mis ojos se habitúan al exceso de luz, me percato de que estaba en un gran hangar, sin duda destinado a aviones o transporte privado. Lo que me llama la atención es que no había ningún periodista interesado en ganar cuanto más dinero mejor. Ni siquiera ningún otro personal del servicio salvo una sola persona.
Una chica cuya melena castaña y ojos azules me resultan muy familiares a pesar del tiempo transcurrido. Mi hermana Thea. Algo nervioso e indeciso, pero procurando que mi postura ni mis gestos corporales mostraran ninguna de estas dos cosas, avanzó hacia ella.
Oliver Queen
Ficha de Personaje
Nivel Defensiva: Beta
Nivel Ofensiva:
Poderes y Habilidades:
Re: Regreso de entre los muertos (Thea Queen)
La espera estaba resultando asfixiante, Thea llevó su mano a su cabello para apartar un pequeño mechón de cabello húmedo por el sudor que insistía en pegarse a su frente y comenzaba a irritarla, el clima no era caluroso y ella se había quitado el saco de vestir que llevaba antes de entrar al hangar. Levantó la mirada al techo de lámina, eso estaba reteniendo todo el calor del sol dentro de ese lugar. O al menos, eso se decía... ella sabía la verdad: estaba nerviosa.
Hacía cinco años había dado por hecho que lo había perdido para siempre, que estaba sola en el mundo, su vida se llenó de caos y tristeza y pasó por el infierno ida y vuelta. Esa niña inocente de quince años había muerto con él y su lugar había sido ocupado por una versión diferente, más dura y algo seca, lo sabía bien. Y en el fondo de su mente revoloteaba la idea de que tal vez hubiera cambiado demasiado para que él la reconociera...
Esa mañana la habían sacado de la ducha, con jabón en el cabello amenazando por entrarle a los ojos y gestos de enojo a su asistente, ella le pasó el teléfono asegurándole que era lo más importante del mundo. Ella había susurrado que debía ser algo de vida o muerte, no solo por esa interrupción, sino porque eran las 6 de la mañana; aquella chica le aseguró que así era y al tomar el teléfono, Thea se dio cuenta de lo acertada que estaba. El embajador en persona estaba al otro lado de la línea, con un tono de voz algo afectado y sorprendido la bombardeó directamente con la cuestión: su hermano estaba vivo. Ella frunció el ceño con incredulidad. Eso era imposible y sin embargo él lo aseguraba.
Sin tomarse ni un solo momento para meditarlo luego de colgar el teléfono, ordenó a su asistente que cancelara sus reuniones y limpiara su itinerario, también que llamara al vicepresidente de la empresa y lo pusiera al tanto de su ausencia. Se tomaría el día entero libre, lo había dedicado a realizar arreglos. En cuestión de horas logró arreglar todo lo que pretendía: contratar seguridad, un transporte discreto, contactar a las autoridades del aeropuerto y llegar a un acuerdo para cerrar un ala de este. El hangar en el que se encontraban daba a una salida directa hacia el vehículo y no tendrían problemas, lo que menos deseaba ahora era las miles de luces y preguntas imprudentes de un montón de desconocidos; quería a su hermano solo para ella.
Creía haberse preparado mentalmente para el encuentro, estaba segura de ello. Había tenido más de catorce horas para prepararse y creía que podría pasar por esto con dignidad y tranquilidad pero ahora su corazón no dejaba de latir a ese ritmo tan alto asemejándose a un tambor tribal directamente en sus oídos, en parte las turbinas del avión fueron un alivio para descansar de ese tamborileo pero al ver el avión llegar no había hecho sino aumentar su ritmo y comenzaba a sentir que ese tambor tribal quería viajar a su garganta y salirse en plena pista. Pese a todo se forzó a mantener la compostura, jugando con un anillo de su dedo casi sin siquiera percatarse, pero su fachada calmada no duró mucho más en cuanto vio a su hermano salir.
Se quedó sin aliento, la persona frente a ella era tan diferente y a la vez tan terriblemente familiar que le dolió el pecho por la nostalgia. Aún no podía creerlo pese a que lo tuviera frente a sí; su hermano estaba vivo. Se llevó una mano a la boca cubriéndola para evitar proferir una exclamación o una risa histérica, ni siquiera estaba segura de lo que se trataba, y las lágrimas acudieron a sus ojos conforme él avanzaba hacia ella. Estaba diferente, pero a la vez podía ver su modo de caminar, sus ojos cafés y ese cabello claro... "De verdad es él... ¡Dios! ¡Qué alto está!", ¿cuántas veces no había soñado con aquello para llorar al despertar y darse cuenta de que no pasaría? Y sin embargo... estaba ocurriendo, era real. Él estaba ahí y era real.
No pudo contenerse por más tiempo, avanzó hacia él aumentando cada vez más el paso antes de arrojarse hacía él para abrazarlo, necesitaba sentir que era real, cerciorarse de que no fuera un sueño. Jamás llegaba a tocarlo en sus sueños, cuando sus brazos lo rodearon y su cabeza se recargó en su hombro, las lagrimas corrieron libremente por sus mejillas.-¡De verdad estas vivo! Era cierto... ¡Dios, Oliver! Como te eché de menos....-, su voz se quebró en un sollozo que intentó ahogar contra el hombro de él estrechándolo más fuerte en brazos.
Hacía cinco años había dado por hecho que lo había perdido para siempre, que estaba sola en el mundo, su vida se llenó de caos y tristeza y pasó por el infierno ida y vuelta. Esa niña inocente de quince años había muerto con él y su lugar había sido ocupado por una versión diferente, más dura y algo seca, lo sabía bien. Y en el fondo de su mente revoloteaba la idea de que tal vez hubiera cambiado demasiado para que él la reconociera...
Esa mañana la habían sacado de la ducha, con jabón en el cabello amenazando por entrarle a los ojos y gestos de enojo a su asistente, ella le pasó el teléfono asegurándole que era lo más importante del mundo. Ella había susurrado que debía ser algo de vida o muerte, no solo por esa interrupción, sino porque eran las 6 de la mañana; aquella chica le aseguró que así era y al tomar el teléfono, Thea se dio cuenta de lo acertada que estaba. El embajador en persona estaba al otro lado de la línea, con un tono de voz algo afectado y sorprendido la bombardeó directamente con la cuestión: su hermano estaba vivo. Ella frunció el ceño con incredulidad. Eso era imposible y sin embargo él lo aseguraba.
Sin tomarse ni un solo momento para meditarlo luego de colgar el teléfono, ordenó a su asistente que cancelara sus reuniones y limpiara su itinerario, también que llamara al vicepresidente de la empresa y lo pusiera al tanto de su ausencia. Se tomaría el día entero libre, lo había dedicado a realizar arreglos. En cuestión de horas logró arreglar todo lo que pretendía: contratar seguridad, un transporte discreto, contactar a las autoridades del aeropuerto y llegar a un acuerdo para cerrar un ala de este. El hangar en el que se encontraban daba a una salida directa hacia el vehículo y no tendrían problemas, lo que menos deseaba ahora era las miles de luces y preguntas imprudentes de un montón de desconocidos; quería a su hermano solo para ella.
Creía haberse preparado mentalmente para el encuentro, estaba segura de ello. Había tenido más de catorce horas para prepararse y creía que podría pasar por esto con dignidad y tranquilidad pero ahora su corazón no dejaba de latir a ese ritmo tan alto asemejándose a un tambor tribal directamente en sus oídos, en parte las turbinas del avión fueron un alivio para descansar de ese tamborileo pero al ver el avión llegar no había hecho sino aumentar su ritmo y comenzaba a sentir que ese tambor tribal quería viajar a su garganta y salirse en plena pista. Pese a todo se forzó a mantener la compostura, jugando con un anillo de su dedo casi sin siquiera percatarse, pero su fachada calmada no duró mucho más en cuanto vio a su hermano salir.
Se quedó sin aliento, la persona frente a ella era tan diferente y a la vez tan terriblemente familiar que le dolió el pecho por la nostalgia. Aún no podía creerlo pese a que lo tuviera frente a sí; su hermano estaba vivo. Se llevó una mano a la boca cubriéndola para evitar proferir una exclamación o una risa histérica, ni siquiera estaba segura de lo que se trataba, y las lágrimas acudieron a sus ojos conforme él avanzaba hacia ella. Estaba diferente, pero a la vez podía ver su modo de caminar, sus ojos cafés y ese cabello claro... "De verdad es él... ¡Dios! ¡Qué alto está!", ¿cuántas veces no había soñado con aquello para llorar al despertar y darse cuenta de que no pasaría? Y sin embargo... estaba ocurriendo, era real. Él estaba ahí y era real.
No pudo contenerse por más tiempo, avanzó hacia él aumentando cada vez más el paso antes de arrojarse hacía él para abrazarlo, necesitaba sentir que era real, cerciorarse de que no fuera un sueño. Jamás llegaba a tocarlo en sus sueños, cuando sus brazos lo rodearon y su cabeza se recargó en su hombro, las lagrimas corrieron libremente por sus mejillas.-¡De verdad estas vivo! Era cierto... ¡Dios, Oliver! Como te eché de menos....-, su voz se quebró en un sollozo que intentó ahogar contra el hombro de él estrechándolo más fuerte en brazos.
Thea Queen- Edad : 29
Empleo /Ocio : Directora ejecutiva de Queen Consolidated.
Ficha de Personaje
Nivel Defensiva: Gama
Nivel Ofensiva:
Poderes y Habilidades:
Re: Regreso de entre los muertos (Thea Queen)
Cuando se cruzaron sus miradas el aire parecio congelarse en un instante en que nada más que ellos parecia existir, ni el calor asfixiante, ni el gigantesco angar ni el peso del recuerdo en aquella isla, solo eramos ella y yo: Oliver y Speedy, los hermanos Queen.
Con un simple vistazo pude comprobar lo mucho que había crecido y percatarme de lo diferente que parecía de la pequeña adolescente con la que había compartido tantas cosas. A pesar de que mi corazón latia de manera acelerada, mis emociones estaban completamente alteradas y mis pensamientos estaban embotonados por la alegría y los nervios, mis instintos estaban completamente operatiivos y eso fue lo que me hizó estudiar a Thea tratando de determinar todas las maneras en que habia cambiado durante estos cinco años.
Su aspecto era elegante y distinguido, ataviada con una falda y una blusa color beige que tenian aspecto de ser bastante caras. Thea mostraba un porte tranquilo y profesional, sin embargo era pura apariencia. Notaba su nerviosismo por el temblor de sus manos y su mirada, además el hecho de que se llevara la mano a la boca era muy revelador. Mi hermana era un jóven que había tenido que crecer deprisa debido a mi desapareción y la muerte de nuestros seres queridos.
Por fin llego el momento y paso a paso me acerque a Thea. Cada paso parecia una eternidad en la que podia escuchar latir mi corazón como el furioso ritmo de un tambor. Al llegar justo enfrente de mi hermana ella me rodeo con sus brazos y su cabeza se recargó en su hombro. No pude evitar quedarme paralizado, demasiado tiempo solo, sin recibir ningún abrazo u otra muestra de cariño.
Finalmente pude reaccionar y lentamente con cierta incomodidad moví mis brazos para rodear a Thea con ellos para mi sorpresa descubriendo que se sentía mucho mejor de lo que había pensando. Cerré los ojos disfrutando de aquel momento, de lo real y consistente que ahora parecía todo, pues hasta ese momento me había parecía todo muy frágil e ilusorio como si todo fuera un sueño.
Mientras la cobijaba entre mis brazos pude escuchar sus palabras entrecortadas muy cerca de mi oído. Eso me hizo sonreír de alegría una sonrisa que me pareció poco natural tras tanto tiempo sin hacerlo.
-Sí, estoy vivo -le respondí de manera serena y veraz afirmando un hecho obvio. Me separe un poco de su abrazo para quedarme a cortar distancia de ella y mirarla directamente a los ojos:
-He pensando en ti todo el tiempo -le dije con sinceridad y una leve sonrisa de alegría y cariño, a pesar de que aún me faltaba mucha práctica en ese terreno.
Con un simple vistazo pude comprobar lo mucho que había crecido y percatarme de lo diferente que parecía de la pequeña adolescente con la que había compartido tantas cosas. A pesar de que mi corazón latia de manera acelerada, mis emociones estaban completamente alteradas y mis pensamientos estaban embotonados por la alegría y los nervios, mis instintos estaban completamente operatiivos y eso fue lo que me hizó estudiar a Thea tratando de determinar todas las maneras en que habia cambiado durante estos cinco años.
Su aspecto era elegante y distinguido, ataviada con una falda y una blusa color beige que tenian aspecto de ser bastante caras. Thea mostraba un porte tranquilo y profesional, sin embargo era pura apariencia. Notaba su nerviosismo por el temblor de sus manos y su mirada, además el hecho de que se llevara la mano a la boca era muy revelador. Mi hermana era un jóven que había tenido que crecer deprisa debido a mi desapareción y la muerte de nuestros seres queridos.
Por fin llego el momento y paso a paso me acerque a Thea. Cada paso parecia una eternidad en la que podia escuchar latir mi corazón como el furioso ritmo de un tambor. Al llegar justo enfrente de mi hermana ella me rodeo con sus brazos y su cabeza se recargó en su hombro. No pude evitar quedarme paralizado, demasiado tiempo solo, sin recibir ningún abrazo u otra muestra de cariño.
Finalmente pude reaccionar y lentamente con cierta incomodidad moví mis brazos para rodear a Thea con ellos para mi sorpresa descubriendo que se sentía mucho mejor de lo que había pensando. Cerré los ojos disfrutando de aquel momento, de lo real y consistente que ahora parecía todo, pues hasta ese momento me había parecía todo muy frágil e ilusorio como si todo fuera un sueño.
Mientras la cobijaba entre mis brazos pude escuchar sus palabras entrecortadas muy cerca de mi oído. Eso me hizo sonreír de alegría una sonrisa que me pareció poco natural tras tanto tiempo sin hacerlo.
-Sí, estoy vivo -le respondí de manera serena y veraz afirmando un hecho obvio. Me separe un poco de su abrazo para quedarme a cortar distancia de ella y mirarla directamente a los ojos:
-He pensando en ti todo el tiempo -le dije con sinceridad y una leve sonrisa de alegría y cariño, a pesar de que aún me faltaba mucha práctica en ese terreno.
Oliver Queen
Ficha de Personaje
Nivel Defensiva: Beta
Nivel Ofensiva:
Poderes y Habilidades:
Re: Regreso de entre los muertos (Thea Queen)
¿Creía de verdad que catorce horas eran suficientes para prepararse y afrontar esto con dignidad? ¡Al diablo la dignidad! En cuanto los brazos de su hermano la rodearon de ese modo firme, dejó de ser la dura directora ejecutiva madura que tanto intentaba ser y la frágil adolescente sola surgió en un sollozo que no pudo evitar por más que quisiera. Tantos años de soledad, de dolor... de un modo extraño sintió como si le pesaran más en ese momento y a la vez el peso fuera más soportable que antes. Thea Queen, la fría y capaz directora que no dejaba que nada la hiriera, que no tenía a nadie por quien preocuparse y pasaba sus días refugiada en el silencio de su despacho para huir de esa soledad y ese dolor, pero sobre todo de aquella tentación a regresar al mal camino... esa tentación que siempre estaba ahí pero le picaba como una víbora venenosa cuando llegaba a su casa solitaria y fría, cuando veía una fotografía de su antes grande familia y veía a lo que ahora se había reducido... aquellas noches solitarias de fiestas en las que todos estaban felices y ella se sentía como la más desdichada del mundo... todo eso pasó por su mente a la velocidad de un rayo aumentando el llanto.
Entonces ella sintió que él se apartaba y una punzada de pánico se adueño de ella por una fracción de segundo, el miedo irracional de que aún se tratara de un sueño y ahora sería el momento en que lo vería a los ojos como un cadáver andante para quitarle esta dicha, sin embargo cuando vio sus ojos cafés sonriéndole y se encontró a sí misma haciendo lo mismo. Se sentía extraño sonreír después de tanto tiempo, pero él lograba que lo hiciera y sus palabras no hicieron sino ampliar la sonrisa. —Yo también. Pensaba en ti... a diario—, murmuró y fue consciente de que la voz se le quebraba al decirlo, le tomó un gran esfuerzo tragarse el sollozo que quería salir e intentó limpiarse las lágrimas pero nuevas las reemplazaban rápidamente. Jamás creyó que fuera posible llorar de alegría, creía que era una expresión estúpida que alguien había inventado para darle más dramatismo a las películas, pero ahora descubría que era cierto y no pudo evitar bufar con vergüenza, sin quitarse su amplia sonrisa de los labios —¡Dios, soy un desastre! Lo siento, debería recibirte de otro modo que no sea... ya sabes, ahogándote en mis lágrimas—, se disculpó con una ligera carcajada nerviosa para tratar de ocultar su nerviosismo, en un último intento por limpiarse las lágrimas lo logró un poco y le sonrió mas alegremente esta vez —Bienvenido a casa, hermano—, levantó un poco la voz en un intento porque no se le quebrara, aún con los ojos llorosos pero el ánimo por las nubes.
Se quedó observándolo, queriendo memorizar cada detalle suyo por lo que sintió que fue una eternidad hasta que una mujer joven en traje y con lentes, peinada en una cola alta bastante ajustada, se le acercó para murmurarle —El transporte que los llevará a casa está listo, señorita Queen. Los de seguridad nos informan que están teniendo algunas dificultades para contener a la prensa, así que le rogaría que me acompañaran—, Thea se giró para mirar a la mujer, que con una inclinación de cabeza indicaba el camino, casi había olvidado donde se encontraban y su comentario la descolocó momentáneamente, cuando por fin recuperó la compostura —Cierto, la prensa —, dijo intentando sonar más digna de lo que seguramente se veía, dirigió la mirada a su hermano, volviendo a sonreír ampliamente —Ven, hay que irnos. Dudo que quieras hacer tu primer aparición pública tan pronto, ¿o sí?—, comentó con un cierto tono de ironía abrazándose a su brazo para acompañarlo, no tenía intensión de alejarse de él. No querría admitirlo ni para sí misma pero la idea de que todo fuera un sueño aun la rondaba y la aterraba.
Entonces ella sintió que él se apartaba y una punzada de pánico se adueño de ella por una fracción de segundo, el miedo irracional de que aún se tratara de un sueño y ahora sería el momento en que lo vería a los ojos como un cadáver andante para quitarle esta dicha, sin embargo cuando vio sus ojos cafés sonriéndole y se encontró a sí misma haciendo lo mismo. Se sentía extraño sonreír después de tanto tiempo, pero él lograba que lo hiciera y sus palabras no hicieron sino ampliar la sonrisa. —Yo también. Pensaba en ti... a diario—, murmuró y fue consciente de que la voz se le quebraba al decirlo, le tomó un gran esfuerzo tragarse el sollozo que quería salir e intentó limpiarse las lágrimas pero nuevas las reemplazaban rápidamente. Jamás creyó que fuera posible llorar de alegría, creía que era una expresión estúpida que alguien había inventado para darle más dramatismo a las películas, pero ahora descubría que era cierto y no pudo evitar bufar con vergüenza, sin quitarse su amplia sonrisa de los labios —¡Dios, soy un desastre! Lo siento, debería recibirte de otro modo que no sea... ya sabes, ahogándote en mis lágrimas—, se disculpó con una ligera carcajada nerviosa para tratar de ocultar su nerviosismo, en un último intento por limpiarse las lágrimas lo logró un poco y le sonrió mas alegremente esta vez —Bienvenido a casa, hermano—, levantó un poco la voz en un intento porque no se le quebrara, aún con los ojos llorosos pero el ánimo por las nubes.
Se quedó observándolo, queriendo memorizar cada detalle suyo por lo que sintió que fue una eternidad hasta que una mujer joven en traje y con lentes, peinada en una cola alta bastante ajustada, se le acercó para murmurarle —El transporte que los llevará a casa está listo, señorita Queen. Los de seguridad nos informan que están teniendo algunas dificultades para contener a la prensa, así que le rogaría que me acompañaran—, Thea se giró para mirar a la mujer, que con una inclinación de cabeza indicaba el camino, casi había olvidado donde se encontraban y su comentario la descolocó momentáneamente, cuando por fin recuperó la compostura —Cierto, la prensa —, dijo intentando sonar más digna de lo que seguramente se veía, dirigió la mirada a su hermano, volviendo a sonreír ampliamente —Ven, hay que irnos. Dudo que quieras hacer tu primer aparición pública tan pronto, ¿o sí?—, comentó con un cierto tono de ironía abrazándose a su brazo para acompañarlo, no tenía intensión de alejarse de él. No querría admitirlo ni para sí misma pero la idea de que todo fuera un sueño aun la rondaba y la aterraba.
Thea Queen- Edad : 29
Empleo /Ocio : Directora ejecutiva de Queen Consolidated.
Ficha de Personaje
Nivel Defensiva: Gama
Nivel Ofensiva:
Poderes y Habilidades:
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